Por: Pedro Gómez Nieto
Asesor y Profesor CISI
No existe un modelo de gestión presidencial que garantice el desarrollo sostenido de un país hacia la prosperidad, o bien retroceder hacia la mediocridad, hacia el sumidero material, intelectual y moral. Un ejemplo sorprendente lo tenemos con Chile. Una sociedad vanguardista, por 30 años referente mundial navegando hacia cotas de bienestar propias del primer mundo, toma la demencial decisión de quemar el barco con todos dentro. Salvo que se trate de una operación diseñada en tiempo y forma por el enemigo común que tiene Latinoamerica. Enemigo cuya identidad y objetivos mostró el dictador Diosdado Cabello, vicepresidente de Venezuela, cual hombre del tiempo, pronosticando lo que se nos viene encima: “Una brisa bolivariana recorre América Latina que terminará por convertirse en huracán”.